Nunca había estado tan agradecida a la humanidad.
Ayer perdí a mi hija en el metro de Nuremberg. Estábamos paseando con una amiga, íbamos para la Hauptbahnhof y mi hija quería subir al metro. A la altura de Operahaus. Allí bajamos la rampa que hay y con suerte, no tuvimos que esperar mucho al metro. Vino uno. Y subimos. Bueno, subió un carricoche de otra mujer, subió mi hija, yo iba a subir con mi carricoche, mi amiga todavía detrás, y se cerraron las puertas. Yo intenté bloquear la puerta, no pude, gritaba el nombre de mi hija, mi hija gritaba Mamá, mamá! Y sólo pensaba que mi hija no se pillara los dedos con la puerta automática. Y el metro marchó en menos de un segundo. Yo la seguí corriendo, corriendo detrás de ella, detrás del metro. Era uno de esos metros sin conductor automáticos. Y nadie usó el freno de emergencia para parar el metro.
Paré de correr, no servía para nada. El metro iba más rápido que yo y ya no había más andana. Miré cuando venía el siguiente metro, en 2 minutos! Menos mal que estábamos en Nuremberg y no en Múnich, que el metro viene cada diez minutos o cada veinte. Así que me subí al metro con mi otro hijo en el carricoche, y mi amiga. Justo a la altura a la que había subido mi hija. Y mirando a ver si la veíamos en la siguiente parada y bajar.
Si, estaba allí. Rodeada de cinco mujeres, madres, todas ellas con sus hijos pequeños. Todas ellas árabes, con velo y con chilaba. Y mi hija llorando. La fui a buscar corriendo, la abracé. La cogí en brazos y dí las gracias a ese grupo de mujeres que me habían salvado la vida. Me habían devuelto a mi hija sana y salva. La habían guardado, durante cinco minutos para devolvérmela a mis brazos.
Es la primera vez que estoy agradecida a la humanidad de las personas, que estoy agradecida con toda mi mente y mi cuerpo. Y que no quiero pensar en qué hubiera pasado. Agradecida a la lógica que toda madre lleva dentro y que saca en cada momento de apuros o de emergencia. Que tengo a mi hija conmigo y que no la quiero perder nunca más. La educo para cuando yo ya no esté. Pero todavía no ha llegado ese momento. Todavía quiero estar con ella y para y por ella cada día de mi vida.
Mi hija sigue un poco asustada, estuvo en choc todo el día, hablamos del tema, y volvemos a hablar. La abrazo, le doy besos y si, fue un accidente. Pero no queremos que vuelva a pasar. Vamos a hacer un cadena con su nombre y mi nombre y mi número de teléfono, y que si pasa algo, vaya siempre a la policía.
Estoy agradecida porque quienes ayudaron a mi hija fueron emigrantes, que casi no hablaban alemán. Pero es la realidad. La humanidad es humana, y el ser humano es bueno por instinto, sin conocer lenguas, ni razas ni religiones. Nuestra base, es la tierra.
Menudo susto. Lo estaba leyendo y se me estaban poniendo los pelos de punto. Menos mal que todo quedó en un gran susto, pero nada más grave.
Y por otro lado, qué alegría encontrar gente buena en el mundo.
Hola Marta, si mucho susto. Ilse todavia esta traumatizada,,, y doy gracias que hubo madres buenas y la bajaron en la siguiente parada. Y no le paso al bebe.
No quiero ni imaginar como lo pasaste en esos 5 minutos…
Mi enhorabuena. Siempre hay buena gente en cualquier lugar. Si me pasa a mi me muero.
Ayyyyy eso me pasó con el bus pero la gente del bus hizo tanto escándalo que el conductor bajó para ver que le había hecho a mi hijo, y era que el pobre estaba adentro y yo afuera con mi bebé. La gente le dijo tanta cosa que el conductor se terminó enfadando y los hizo bajar a todos. Casi me da algo! Casi muero de la vergüenza