Un misterio complejo de investigar y complejo de entender y fácil de hacer demagogia y de hacer chistes fáciles, pero hay que llevar guantes blancos para escribirlo sin herir la sensibilidad de nadie, aquí va!
Hace un año y medio, saliendo de comprar del Lidl de Landsbergerstrasse de Múnich, veo saliendo de un BMW serie 7 negro, limpísimo, increiblemente de nueva generación y bajando de él una mujer de unos cuarenta años, con sobrepeso, con unos pantalones de chándal, con una camiseta de propaganda manchada y con melena larga gris-blanca recogida con un coletero rosa fucsia grande. Esta imágen la tengo grabada en mi memoria como si me hubiera pasado esta misma tarde.
Mi investigación ha ido dirigida en búsqueda de la verdad de las clases sociales en Múnich, y quizás se pueda extrapolar al resto de Alemania. A la búsqueda del estricto protocolo que indica que no se pueden cruzar las líneas invisibles entre las clases sociales, en lo que el protocolo dice que una clase social puede y tiene el derecho de comprar o no, y dónde. El protocolo que dice, cómo la clase social debe vestir y no vestir. Como el protocolo dice como una familia culta debe invertir sus ganancias o no. Todo está invisiblemente escrito e invisiblemente seguido a raja tabla y al detalle y que ningún ciudadano alemán que se precie va a traspasar. Los límites están muy bien anclados en la sociedad.
Por historia, por religión, los coches tienen que funcionar, desde el parabrisas, hasta el agua del parabrisas, la calefacción, el aire acondicionado, todas las luces, los asientos, no sólo el motor. El tener un buen coche es un derecho casi de nacimiento, algunos comprarán un BMW, otros un Skoda, otros un BMW, otros un Skoda, otros un Volkswagen, otros un BMW, otros un Mercedes, otros de otras marcas no alemanas, otros un Porsche, pero va a estar siempre como nuevo. La paradoja es que seas de la clase social que seas, no se va a ver raro, que por mucho que vivas en un apartamento de una habitación, de 30m2, tengas un BMW serie 7 aparcado en la puerta porque no tienes plaza de párking. Cualquier clase social tiene derecho a gastarse su sueldo en un buen coche y en una tele bien grande y de última generación. Ambas acquisiciones van correladas.
Imaginemos esta misma persona que vive en un apartamento de 30m2 de una sóla habitación, en lugar de comprarse un BMW Serie 7, se compra unos Levi’s, una camiseta de Calvin Klein y un bolso de Prada. En este punto, el resto de personas de la misma clase social o superior o inferior le van a preguntar que por qué si viste con Levi’s vive y en este apartamento tan pequeño? Aquí entramos en el siguiente punto del misterio. La Ropa.
La Ropa, aquí en Alemania, es un producto de lujo, es un producto que define a qué clase social perteneces (todo lo contrario que en España), aquí el hábito si que hace al monje «Kleider machen Leute» y en España está el dicho «El hábito no hace al monje». Es decir, el BMW Serie 7 no definía la clase social de la mujer, ni la profesión, ni su cultura, ni su clase, ni su saber estar, ni quien era ella, ni lo que ella pretendía ser, pero sí lo definía su chándal, su camiseta de propaganda manchada y su pelo sin teñir.
Este misterio es uno de los choques culturales con los que los españoles nos encontramos cuando vivimos en Alemania, nosotros o mejor dicho, algunos de nosotros estamos habituados a pensar en vestir bien, en ir siempre arreglados, como un pincel, bien peinados, a intentar ir a la moda, elegantes, porque culturalmente nuestra abuela nos ha dicho que hay que salir de casa bien, no de cualquier manera, seamos de la clase social que seamos. La apariencia, en algunas regiones más que en otras, puede ser en nuestro país más importante que el comer, de ahí nuestra frase conocida «En casa comen patatas (o pasan hambre), y por eso tienen un BMW Serie 7». Aquí la apariencia existe poco, se puede hasta decir que es un pecado capital, está prohibido aparentar lo que no se és, y de ahí que siendo la vestimenta, una de las claves que definen a una persona, no se juege con ello. La Ropa en Alemania es más cara que en España, y mucho más clásica (otro punto a investigar, la moda, aquí es otro de los pecados capitales de las clases sociales – pero se puede decir que reina el minimalismo – véase Jil Sánder, Karl Lagerfeld, Strenesse), el clasicismo lo definiría por, no vestir diferente que la «invisible imposición» de mi clase social dice. Y se prima la calidad de los tejidos al corte. Una camistea de Aldi o de Tchibo que va a costar menos de 20€ va a ser de un algodón de buena calidad, pero de un corte espantoso, funcional si, calidad si, pero ya está. La persecución de los alemanes por la calidad es bien conocida, asi que lo barato aquí no está reñido con ser de una calidad aceptable, véase en el caso de la comida, el supermercado Aldi Süd tiene productos baratísimos y de alta calidad.
Para concluir diría que los españoles que vivimos aquí tenemos que tener bien en cuenta «Kleider machen Leute», tanto el hecho de cómo vestimos para ir al trabajo, a la ópera, al cine, a la compra, cómo qué coche llevamos, si queremos dar una imagen verdadera de quienes somos y no tener malesentendidos. Si se tiene un buen trabajo, habrá que vestir muy bien también fuera de él (aunque puedo asegurar que muchos ya lo hacen!), y si no se tiene un buen trabajo, que nos quiten lo bailáo!
Jeje, este post me ha encantado. Llevo un mes aqui pero lo que mas me llama la atencion es lo mal que viste la gente (y especialmente las mujeres) en general. Ahora parece que me has dado la respuesta. Yo pensaba que es porque los alemanes «estaban por encima de eso», es decir, que no les importaba lo que los demas opinen de ellos y no necesitaban aparentar. Como bien dices, no estan aparentando, de hecho, se ve mal el hacerlo. Simplemente son gente, digamos, humilde.
Por cierto muy interesante tu blog. Me ha gustado especialmente tu post sobre tus primeros meses en Munich, yo aun estoy en mi primera fase de adaptacion, pero las primeras semanas fueron terribles, y eso que hacia bueno en septiembre aqui, tenia ganas de salir corriendo y volver a Espania. Ahora ya voy adaptandome poco a poco, pero seguramente necesite varios meses mas para sentirme parte de esto (y sobre todo alcanzar un nivel de aleman razonable).
Un saludo y felicidades por el blog. Maria