Anoche tuve la suerte que en el último momento una chica que trabaja en la misma empresa pero en edificios diferentes me confirmó que me traía hasta aquí. Últimamente el mercado de compartir coche está muy caprichoso, muchos confirman y dicen luego que no (tut mir leid), otros ni contestan y sólo uno con suerte confirma y luego funciona hasta el final, es decir ir a Múnich o venir al trabajo-town. Pero por otro lado, el viernes pasado tuve una super interesante conversación con un chico de Erlangen que va a visitar a su novia cada dos fines de semana a Múnich, él estudiante de medicina – ortopedia, y ella estudiante de logopedia para sordo mudos y ciegos. Estuvimos hablando sobre la cultura alemana, la arquitectura y sobretodo sobre la adicción o tradición de comer chocolate, chucherías y pasteles todas o casi todas las tardes.

Este sábado pasado, para desconectar de todo, nos fuimos en bici-tren a Landsberg am Lech, una ciudad medieval chulísima, todo el pueblo es de cuento, pero todo! No es como Freising que sólo la parte central es de cuento, Landsberg es toda la ciudad! Además son las fiestas medievales que duran dos semanas, y que os recomiendo encarecidamente ir el próximo finde. Las calles están abiertas a la gente, con biergartens y restaurantes en cada esquina. Con el Bayern Ticket se puede ir, dirección Augsburg.

Tengo la suerte de tener un jefe muy moderno, así que se va de baja de paternidad en un mes, para tres meses, y eso significa tener todo aprobado, listo y finito perfectamente para dentro de nada, y eso significa tenerlo ya esta semana para que luego siga el proceso natural y lento hasta el final. Cotilleos, hoy es el cumple de mi alemana favorita aquí en el trabajo, y ha traido 4 tipos diferentes de pasteles y bizcochos… yo que venía con casi el estómago vacío desde las cinco de la manana me ha venido genial, he cogido un trozo de cada para amenizar mi té blanco con frutos rojos.

Hablando de comida, este finde hice un experimento, tenía polvos para hacer cuajada (mi postre favorito), y tuve la idea de hacerla con sabor lavanda, así que corté unas diez hojitas de la lavanda de mi balcón y después de limpiarlas las puse en la leche y no las quité hasta que no puse la preparación de la cuajada toda lista en los recipientes de cristal de yogur. Está buenísimo, y luego para tomarlo y para darle un toque dulce, les anadi «jarabe de arce» (Ahornsirup)  en lugar de miel, asi que se puede decir que hice una mezcla muy canadiense, cuajada vasca de los primeros vascos que llegaron a Canadá, con un toque de Lavanda que eran los franceses junto con Jacques Cartier que llegaron después para hacer sus américas, y el jarabe de arce (Ahornsirup), para darle el toque canadiense más tradicional.

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