He desayunado en Munich… con el calorcito y ahora ya estoy sufriendo el frío polar que viene de Rusia en la Mini-Ciudad..El viaje ha sido un lujo, menos de dos horas observando el amanecer y los bastos pastos y bosques en plena efervescencia primaveral. La verdad sea dicha, es un lujo para la vista.

Hoy venía temprano a casa, el “manitas” contratado por la vecina para retocar y pintar el techo y las paredes del baño. Hemos esperado tanto porque nos aconsejó el «manitas» que la mancha gigante de humedad debía de estar completamente seca antes de repararse. Y como un profesional en menos de 2h ya estaba todo listo y como nuevo (eso me han dicho).

El viernes tuve que limpiar la bici porque estaba toda cubierta por una capa de un milímetro de polen amarillo, y hoy he tenido que limpiar la mini-bici que tengo aparcada en la puerta del hotel de otra capa de 3milímetros de espesor de polen amarillo… suerte que no soy alérgica al polen, sino aquí entre tanto bosque, flores y vegetación lo pasaría mal. Nunca lo había visto, y es una de las cosas que me sorprenden cada primavera, sobretodas las cosas, la cantidad de polen que hay en el aire y posado en todo objeto animado o no que se prodiga algunas horas en el exterior. Por cierto, que ha empezado la temporada de flores lilas en Múnich, y las blancas y rosas están perdiendo sus pétalos con el viento…

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