Este invierno no está siendo particularmente frío, recuerdo años de empezar a nevar en octubre y no parar hasta abril y estar a menos diez como máxima durante días y llegar febrero con menos dieciocho y menos veinticinco grados.

Aun así lo que más me llama la atención es que las «mini terrazas», un par o tres de sillas y mesas en las aceras de las cafeterías están durante todo el año. En invierno lo que ponen son cojines, y mantas de forro polar de colores o pieles blancas de animales o sintéticas (dependiendo de la decoración del sitio) encima de las sillas o sillones y listo. Ya nos podemos sentar calentitos y taparnos las piernas con las mantas para tomarnos un café o un té a menos veinticinco grados.

Y estas «mini terrazas» son parte de la cultura alemana, que haga el tiempo que haga siempre están en la calle y no dejan de hacer sus actividades diarias porque nieve, truene, llueva o haga sol. Las terrazas en invierno son un claro ejemplo visible, bien visible de que los alemanes salen a correr a menos veinticinco grados, salen a los columpios con sus hijos con un diluvión como el del arca de noé, vayan en bicicleta al trabajo en cada época del año. Y salen a tomar un café en una terraza con una manta en pleno invierno alpino.

Aquí se prueba el dicho alemán que no hay mal tiempo, sino que la ropa no es la adecuada!

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